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Consejos simples para formar niños lectores desde la primera infancia


¿Eres de los que piensa que la lectura es vital en el desarrollo integral de las personas y deseas que tu niño o niña haga suya esta afición por los textos desde temprana edad?


Si es así, a continuación encontrarás algunas sugerencias para que esta noble labor sea más sencilla y divertida, tanto para ti como para tu pequeño/a.

Antes de avocarnos directamente en las formas de incentivar la lectura infantil debemos tener en cuenta ciertos “pilares”, ciertas condiciones básicas que ayudarán a nuestros hijos/as a sumergirse en el mundo de los libros y convertirse en niños/as lectores/as.


No importa cuántos libros tengamos a disposición ni cuán hermosamente ambientada esté la biblioteca, si no existe motivación ni curiosidad en el niño todo palidece en significado.

La primera y más importante es, sin duda, las ganar de leer. No importa cuántos libros tengamos a disposición ni cuán hermosamente ambientada esté la biblioteca, si no existe motivación ni curiosidad en el niño todo palidece en significado. Si, en cambio, el interés está presente desde el inicio lo que trataremos más adelante fluirá sin problemas y veremos los resultados paulatinamente. Este aspecto es vital, también, para los padres y madres, quienes deben estar predispuestos a involucrarse en las mecánicas y responsabilidades que esta tarea conlleva. Otros puntos a tomar en cuenta son:


Cada lector es único. Hay que tener claro que no existen trucos ni fórmulas mágicas para motivar la lectura en niños. Partiendo de esta premisa resulta clave conocer los gustos del menor para poder desarrollar su afecto por los textos y la lectura. Papá y mamá pueden apoyarse en los tíos, abuelos, nanas para ayudarlos a mapear los intereses del pequeño. Qué mejor que su entorno más cercano y afectivo para saber qué tipo de historias le gustan o cuáles son sus personajes preferidos.


Un libro a la mano. Contrario a lo que muchos padres piensan, no todo está permitido. Es

indispensable contar con materiales adecuados para los niños teniendo en consideración la edad, sus preferencias y nivel de lectura. Solicitar sugerencias a especialistas siempre será una buena idea (docentes, libreros, etc.) y la variedad debe ser nuestra aliada: distintos soportes, géneros y temas.


Leer tiene su espacio. Los niños suelen tener presente que para cada actividad hay un lugar

determinado. El patio es para jugar, el comedor para almorzar o su habitación para descansar. Del mismo, se aconseja reconocer espacios donde el niño se sienta a gusto y pueda hacerlos suyo como espacio para la lectura. Un sofá, un escritorio, incluso uno fuera de casa como puede ser un parque. El objetivo es que sientan el hábito de la lectura como algo cotidiano.


Teniendo en consideración las pautas previas cabe precisar que los siguientes consejos se

encuentran entrelazados unos con otros para mayor facilidad de su puesta en práctica por parte de los padres y madres. Como se indicó líneas arriba no existe una fórmula mágica para fomentar la lectura infantil, mucho dependerá de cuán involucrados estén los adultos de la casa en el aprendizaje del niño/a.


Contra el tedio. La lectura como juego

Lo importante aquí es no aburrirse y lograr que los niños sientan el acto de leer como un juego más. Para esto podemos recurrir a diversas actividades, ya sea a través de marionetas, disfraces, dibujar después de la lectura o jugar a cambiar el final de la historia. Incluso se pueden planificar salidas y visitar lugares alusivos a la lectura. Dramatizar las historias, en especial para los más pequeños, es un detalle no poco importante.


Leamos todos los días

Leer diariamente con un rango de tiempo establecido debe crear una rutina de lectura en el

menor. Se puede empezar con 10 min - 15 min por día y recurrir a lecturas cortas para niños:

cuentos de diez minutos, relatos breves para dormir, etc. Lo ideal es empezar acompañándolos en la lectura hasta que poco a poco la rutina se haga parte importante de su día a día.


Implícalos en la lectura. Su opinión importa

Si bien al comienzo son los padres quienes eligen las lecturas (teniendo en cuenta los gustos o aficiones de sus hijos), se debe dejar de forma paulatina que ellos escojan qué libros desean leer. Otra forma de implicarlos en la lectura es permitiéndoles brindar su opinión sobre las historias leídas o formulando las preguntas que la lectura les sugiere. Es vital incentivar cierta independencia en sus hábitos de lectura.


Libros y familia. La retroalimentación desde casa

El reforzar el gusto por la lectura empieza en el hogar y esto se puede dar, por ejemplo, compartiendo libros, haciendo recomendaciones o con el simple cuidado de la biblioteca familiar. El vínculo de la lectura con lo familiar también se puede expresar proponiendo visitas a bibliotecas o librerías (tanto físicas o virtuales).


Lo mío es tuyo. Los Intercambios

El intercambio de libros con otros niños es una actividad por demás provechosa, ya sea en la

escuela o en el vecindario. Esta actividad no solo amplía las posibilidades que describir nuevas lecturas, sino que refuerza en ellos el proceso de socialización al relacionarse con otros menores gracias a sus intereses en común.


Predicar con el ejemplo


Este quizás sea el consejo más relevante: si deseas que tus hijos lean, entonces es importante que te vean leyendo. Los niños aprenden por imitación (mímesis) y cual esponjas, absorben todo a su alrededor. Si te ven leyendo es más que seguro que ellos también leerán.

(Imagen: Flavita Banana)




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