José María Taramona Trigoso - Psicólogo Educacional y Coordinador del proyecto Filosofía.
¿Qué se puede esperar del encuentro entre filosofía e infancia?
Hay algo en la mirada infantil que se parece mucho a la de la filosofía, esa extrañeza ante un mundo que se desconoce, esa atención y curiosidad ante la absoluta novedad de lo que se mira. A veces podría resultar extraño pensar que una niña o un niño puedan hacer filosofía, que esta podría ser algo demasiado complejo y abstracto para su entendimiento. Otras veces podríamos pensar con esa frase común que dice que los niños son filósofos por naturaleza. Son miradas sobre el encuentro de filosofía e infancia que no compartimos. Lo cierto es que la infancia ha sido objeto de interés de la filosofía occidental casi desde sus orígenes en la Antigua Grecia, pero no fue sino hasta fines de los 60, cuando Matthew Lipman creó el programa Philosophy for Children, que se empieza a llevar la práctica filosófica a los niños y las niñas de forma sistemática.
Hacer filosofía con niños no implica enseñar la historia de la filosofía y todo su aparato conceptual, sino por el contrario, se trata de hacer, de algún modo, lo mismo que han hecho y hacen los filósofos: preguntarse, indagar, cuestionar, reflexionar, argumentar, etc. Hacer filosofía con niñas, creemos, es poner en juego esa posibilidad que tienen de pensar ante la curiosidad, el asombro y las preguntas que se hacen constantemente al ir descubriendo un mundo absolutamente extraño. Hacer filosofía con niños, dice Walter Kohan, tiene que ver con una práctica de problematización de las ideas, creencias y valores dominantes. En ese sentido, es una práctica crítica porque cuestiona ciertas formas socialmente establecidas de ver el mundo, y es, también, una práctica creativa ya que permite pensar y proponer alternativas diferentes. De esta forma, quizás, el hacer filosofía con niñas pueda posibilitar que piensen qué significa ser niños en el lugar y tiempo que habitan.
¿Cómo hacer filosofía con niños y niñas?
Existen diversas formas de realizar sesiones de filosofía con niñas, a nosotros nos resulta interesante la propuesta de Kohan, quien plantea tres aspectos básicos para una experiencia de pensamiento filosófico con niños:
Textualización: Para pensar algo es necesario un estímulo o disparador que detone el pensamiento. No es necesario leer un texto clásico de filosofía para que se suscite una experiencia de carácter filosófico, aunque hay experiencias que dan cuenta de la potencia de algunos de los diálogos socráticos o fragmentos de Heráclito para trabajar con niños. Se pueden utilizar distintos recursos: cuentos, poemas, pinturas, canciones, videos, fotografías, dramatizaciones corporales, juegos, etc. Lo importante es lo que pueda decir el texto y que este sea sensible a la capacidad de las niñas, que sea interesante, potente y tenga belleza.
Problematización: Resulta importante que a partir del texto los niños formulen preguntas, que encuentren problemas que los afecten para así poder pensar juntos. Las preguntas suelen ser el inicio de una búsqueda en el pensamiento, permiten trazar caminos curiosos y cuestionar lo que parece obvio. No hay preguntas buenas ni malas, importa más la actitud abierta al preguntar.
Diálogo: Cuando se tienen muchas preguntas, el diálogo es una forma de poner en común estos cuestionamientos para empezar a pensar juntos algún problema. En el diálogo se busca que las niñas expresen sus ideas, las argumenten y escuchen también lo que los otros tienen que decir.
Hacer filosofía con niñas y niños es, finalmente, un espacio de detención para el pensamiento, para dar voz a quienes no se suele escuchar, para permitirse mirar con atención a uno mismo, a las otras y al mundo.
José María Taramona Trigoso
Psicólogo Educacional y Coordinador del proyecto Filosofía.
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